jueves, 28 de abril de 2016

El arcano de la Quina 

Para el año 2008 en colaboración con la biblioteca nacional, la alcaldía mayor de Bogotá da a conocer la última edición del libro “El arcano de la Quina” escrito por el botánico José Celestino Mutis entre los años 1793-1794.

“Durante mucho tiempo la Quina fue considerada como una planta con propiedades maravillosas y milagrosas para curar enfermedades tropicales, razón por la cual fue estudiada ampliamente por diversos científicos d la época, entre los cuales estuvo naturalmente, el medico Mutis” (Moreno, 2008, Pg. 7)

A continuación haremos referencia a todas aquellas notas en donde se evidencias todos aquellos descubrimientos y el impacto que tuvieron en la época.



Papel periódico de Santa Fe de Bogotá. Núm 112.
Viernes 18 de octubre de 1793.

Fragmentos útiles a la historia a la nueva práctica de la quina. Cuando José Celestino Mutis retorna a la capital de Santa Fe, tras un realizar parte de su recorrido de la expedición botánica, no quiso ocultar al público por más tiempo las utilidades en beneficio de la salud y del comercio familiarizadas con el conocimiento de las cuatro especies de la quina y el uso de la misma. Al realizar esta publicación causó revuelo entre el público. Tanto así que se puede asegurar que en transcurso de ese año (1793) se consumió en la capital más quina con distinción y conocimiento de sus cuatro especies por gusto dieta y remedio. (Mutis, 2008, Pg. 157-158).

Siempre existieron conflictos entre la población para determinar los grados de beneficios en oposición a los perjuicios causados sobre los cuerpos de los enfermos a quienes se les suministraba la Quina como medicina. Tales  opiniones creaban interrogantes que no hacían justicia a un elemento de la naturaleza al que le cabria, de hecho, el título de “Divino don de la providencia dado a los mortales”. Mutis es explícito en decir que de haber enviado la planta a Europa apenas fue descubierta en América, todos los conocimientos de los botánicos habrían llegado y se hubiera no solo valorado su existencia sino que se habría potenciado. Como los conocimientos sobre los beneficios llegaron de manera tardía, los comerciantes y cosecheros ignorantes no habrían contribuido a la ruina de los árboles y por consiguiente el decaimiento de una especie que ya de por sí era sumamente rara.

Sin embargo, cabe decir que no solo fue la ignorancia de los cosecheros en América lo que contribuyó a su rareza y su exhaustiva posterior explotación, pues también “el vil interés de los droguistas en Europa” lo empezó a utilizar. Luego, por una favorable industria de los cosecheros, se fueron descubriendo sucesivas especies derivadas de la Quina primitiva, pues esta ya era para entonces verdaderamente escaza. Gracias a estas otras especies encontradas podemos decir entonces que la Quina en la época de la colonia no fue extinta. 


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